Seguramente porque todos descubrimos algo de incongruencia a nuestro alrededor y en nuestro propio corazón, poco a poco vamos aceptando que "toca vivir así" y nos volvemos excelentes negociantes para armonizar un poco de felicidad con alguna relación afectiva sin preguntar mucho, por ejemplo. Pero resulta que las crisis que algunas veces experimentamos, nos enseñan que no todo se negocia y que la verdad cuesta eso: no tranzar los principios.
Por eso me fascina la voz del Papa. Soy católico y algunos dicen que conservador. Me gusta que un señor de mas de 80 años que no tiene ninguna necesidad de dejar la comodidad de su palacio y su propia ciudad, El Vaticano, coja un avión y llegue a Africa a decir verdades que generan molestia y el lo sabe porque no es tonto. Permítanme hilar delgado, uno de mis deportes favoritos: Me pregunto, ¿por qué lo hace?
- El tipo tiene un ego que le hace creer que debe meterse en la vida privada y que lo tienen que oír? Su producción de documentos muestra a las claras que es demasiado inteligente para ser tan ingenuo.
- Cómo no tiene experiencia en temas de familia y sexualidad cree que es fácil eso que el propone: no hay que saber hacer empanadas para saber sí están bien hechas.
Pero quiero volver al principio: me maravilla una persona que pone la verdad por encima de cualquier negociación, y en ese sentido mas me fascina Jesucristo que lo hizo al costo de Su propia vida. Debe haber una fuerza interior muy grande en alguien que es capaz de hacer eso y de pronto nos guste tener esa fuerza de nuestro lado.
P.D.: Todas las opiniones se reciben, especialmente las que busquen controvertir las fallas del preservativo. Las que puedan ser ataques a la persona de Benedicto XVI no vale la pena hacerles eco; igual, él seguirá pregonando a los cuatro vientos que la verdad no se negocia.
Ella va mostrando que siempre hay luz en mi vida, pero que pueden aparecer nuevos rayos
1 comentario:
Me alegra y estimula el que persoans como usted valoren las palabras del Santo Padre, que debe remar casi siempre contracorriente.
"El que a ustedes escucha, a mi me escucha", dice el Señor.
Lelo.
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