jueves, 10 de marzo de 2011

Campanazos de Vida

La noticia me ha creado una gran expectativa y debo reconocer que a veces parezco pesimista antes este tipo de cosas: en el estado de Texas, USA, es muy posible que se exija que una mujer escuche los latidos del corazón de su bebé antes de decidir abortarlo.

Es innegable que la teconología nos está dando una mano en la lucha por la vida; sin embargo, puede ser prudente no hacernos muchas ilusiones en cuanto al éxito en el corto plazo de una medida como ésta, pues la cultura de la muerte tiene sus raíces bastante sembradas en nuestra sociedad y sus abogados pueden encontrar la arruga en el espejo para echar para atrás esa ley.

Me pregunto yo: ¿por qué los abortistas están tan molestos con esta ley? Pienso que la respuesta va por el lado de que ese ultrasonido, ese reporte médico, testimonia, grita, que lo que está en el vientre de la mujer no es un qué sino un quién. Esos latidos no podrían ser generados por una masa informe de tejidos, sino por un ser humano.

Entonces lo que tiene molestos a los abortistas es que saben que un aspecto clave de su negocio es que las mujeres no tengan claro que es un bebé quien está en su vientre, pues de ser así, los utilidades se vendrán al piso ya que muchas dirán que no quieren convertir su vientre en un cementerio.

Todo suena muy bonito, pero me reitero, no nos hagamos ilusiones que los sepultureros no quieren dejar su negocio de sangre. Qué podemos hacer como sociedad?

  • Educar a nuestros hijos en la cotidianidad, respecto a que la vida comienza desde la concepción.
  • Expresar tanta ternura y amor a nuestros hijos que cosas como descuartizar a un bebe en el vientre de su mamá, les parezcan grotescas en sí mismas.
  • Hay que conectar tres cosas en el corazón de los jóvenes: vida, amor y verdad y la manera mas fácil de alcanzar eso es haciendo presencia como padres en la vida de ellos.
Estoy convencido que los abortos y la maldad en el mundo no se acabarán porque nos demos cuenta que son cosas malas, sino porque abracemos la belleza de la vida y su armonía.

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