miércoles, 14 de febrero de 2007

Concavo y Convexo

El hombre está colocado donde termina la tierra;
la mujer donde comienza el cielo

Quiero dar inicio a una sencilla sección en este diario (Meditaciones para la Vida): todos los días, nos llegan varios Mb de mensajes a través de nuestro correo. Cada vez hay mas que se repiten o que anuncian maldiciones hasta la décimo novena generación si no las reenviamos inmediatamente. ¿no les ha pasado que aquel contacto que nunca volvió a escribir, ahora envía la imagen de un hada madrina (¿habrá brujas buenas?) anunciando la salvación eterna si la reenviamos?

Para variar, me estoy extendiendo: quiero compartir, unas pocas de esas meditaciones que me han llegado, gracias a varios de ustedes (Sandra, Carolina, Zulma, entre otras), que me han ayudado a reconocer lo maravillosa que es la vida.

Espero que sea de utilidad para todos y que tantos reenvíos puedan convertirse en un motivo de meditación y de querer ser mejor.

Este poema del maestro Víctor Hugo, nos sirve para escribir la conclusión alrededor del tema de las uniones de parejas del mismo sexo: la tercera pregunta, es tal vez la mas temeraria: ¿es posible un proyecto de vida en pareja con personas del mismo sexo, que permita la felicidad de ellos?

Nadie puede asumir, por sí mismo, el derecho a dar un juicio respecto si alguien es feliz o no con la vida que lleva. Bajo esa idea de que no estoy emitiendo ninguna sentencia (suena ridículo hasta decirlo), vamos a nuestras acostumbradas preguntas:

Si una persona se niega a dar vida (a través de sus propios hijos o de cuidar y proteger la vida de los demás), ¿puede realizar un proyecto de vida que le permita ser plenamente feliz? Como decíamos en nuestro anterior post, eso no suele suceder: en el corazón humano, fluye un torrente de amor, de vida que determina que la felicidad no la encontramos únicamente en nosotros mismos; una parte de ella, está en poder ayudar a los demás y la otra parte, por supuesto en nuestro bienestar. De otra manera no entenderíamos una vida como la de esta esta valiente mujer, o de tantas y tantas personas que terminan dando su vida o los mejores años de su existencia, a causas con un denominador común: cuidar y proteger la vida de los demás.

Es cierto, muchos deciden destinar sus mayores años de productividad a llevar a cabo magníficas obras para su lucro. Pero, al final de la historia y ni tan al final, las personas buscan dedicarse a obras benéficas, según sus creencias, que buscan ayudar a la humanidad.

La siguiente pregunta que podemos hacernos es: ¿la relación en sí de personas de un mismo sexo, les facilita la realización de un plan de vida? Bueno, parece que la explosión de parejas gay, permitiría afirmar que esta pregunta tiene una respuesta obvia. Sin embargo, la unión de dos hombres o de dos mujeres, implica quedarse sin la opción de poder maravillarse y de disfrutar la grandeza del otro sexo, como lo testimonia de manera genial Víctor Hugo en su poema.

Parafraseando al poeta, si el hombre piensa y la mujer sueña, ¿cómo sería esto si en la pareja ambos piensan o ambos sueñan? La existencia sería muy árida en el primer caso, o tal vez irrealista en el segundo. Cómo es de necesario ese balance entre las cualidades masculinas y las femeninas. Cómo ayuda a la realización de la persona, poder contar con un punto de vista que analiza las cosas desde otra perspectiva, desde una manera de pensar que se sale de sus propias capacidades intelectuales. Y es un hecho mis amigos, el hombre no es superior a la mujer, ni viceversa: son diferentes; y mas que diferentes, se complementan, como los ángulos cóncavo y convexo.

Meditaciones Para la Vida

EL HOMBRE Y LA MUJER

El hombre es la más elevada de las criaturas;
la mujer es el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono,
para la mujer un altar.
El trono exalta;
el altar santifica.
El hombre es el cerebro,
la mujer el corazón,
el cerebro fabrica la luz;
el corazón produce el amor.
La luz fecunda, el amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón;
la mujer invencible por las lágrimas.
La razón convence;
las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos;
la mujer de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece;
el martirio sublimiza.
El hombre tiene la supremacía;
la mujer la preferencia.
La supremacía significa la fuerza;
la preferencia representa el derecho.
El hombre es un genio;
la mujer es un ángel.
El genio es inmensurable;
el ángel indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema gloria,
la aspiración de la mujer es la virtud extrema.
La gloria hace todo lo grande;
la virtud hace todo lo divino.
El hombre es un código;
la mujer un evangelio.
El código corrige,
el evangelio perfecciona.
El hombre piensa;
la mujer sueña.
Pensar es tener en el cráneo una larva;
soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano; la mujer es un lago.
El océano tiene la perla que adorna;
el lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela;
la mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio,
cantar es conquistar el alma.
El hombre es un templo;
la mujer es el sagrario.
Ante el templo nos descubrimos;
ante el sagrario nos arrodillamos.
En fin:
El hombre está colocado donde termina la tierra;
la mujer donde comienza el cielo


En pocas líneas:

  • Si el preservativo es tan útil, ¿por qué esta mujer no sabe cuál es el padre de su hijo? O es tan malo que si lo utilizó en sus encuentros íntimos le falló, o es tan malo que ella (y muchísimas personas), no consideran la posibilidad de usarlo como anticonceptivo o como medio de barrera para evitar el contagio de ETS.
  • Esta es una verguenza para la humanidad. La bandera debería estar de media asta, como muestra del dolor de que la vida de los mas débiles no sea valorada.

Mas información:
El Conocimiento al Servicio de la Persona

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