viernes, 16 de febrero de 2007

Una Rosa, de Nuevo en su Jardin

“Sin verdad, no hay periodismo:
Hay propaganda”

J. Navarro Valls

Hoy, tenemos una gran y linda invitada, que nos enseña de manera muy real y hermosa, que vale la pena esforzarse por las cosas importantes de la vida.

Su historia, la encontraras, con el título de este post, pronto en nuestra sección “Temas que Pueden Interesarte”; gracias a nuestra colaboradora !!!

Después de estar casada por 15 años con el primer y único novio que había tenido y haber traído al mundo a mis dos hijos que son mi vida, un día sucedió lo que jamás hubiera imaginado, especialmente cuando estaba frente al altar, segura que tendría un compañero que me amaría y me respetaría por el resto de nuestras vidas: llegó la separación luego de algunos meses de lágrimas y decisiones equivocadas.

Casi sin darme cuenta estaba sola con dos hijos, enfrentando problemas económicos y de salud, justo cuando ellos empezaban la adolescencia y sus vidas estaban dando giros determinantes para su futuro.

Pasaron 5 años de soledad, de dificultades de todo tipo, tratando de ser padre y madre para mis dos hijos y trabajando duro para satisfacer sus necesidades y las mías y aunque en lo material íbamos avanzando, en el corazón de mis hijos y en el mío, había un gran vacío, que traté de llenar de muchas formas, no siempre correctas y definitivamente no funcionales ni de provecho para nadie.

En mi soledad y depresión, soñaba con el hogar que tenia con mi esposo y con mis hijos; deseaba que de alguna manera ocurriera un milagro, pero no sabia que hacer, cómo lograrlo, qué pasos dar.

Dios escuchó mis oraciones, vio mis lágrimas y me envió un ángel, una persona muy especial para mí por todo lo que me enseñó, por sus consejos, por su inspiración. El me enseñó lo importante que es la familia, lo sagrado que debe ser el matrimonio, lo bella que es la vida, la importancia de los hijos y el papel tan importante de los padres en su desarrollo.

Gracias a la ayuda que Dios me dio y a la consejería que recibí, este nuevo año 2007, me dio el regalo de volver a tener al padre de mis hijos conmigo, con nosotros; la vida nos ha brindado una nueva oportunidad de ser felices de hacer mejor las cosas, de reparar el pasado y de crear nuevos caminos de felicidad. Ahora en nuestro corazón vuelve a haber alegría, sueños, metas e ilusiones. Seguramente vendrán tiempos difíciles pero también tendremos nuevas fuerzas para luchar.

Ahora tengo la seguridad que vale la pena luchar, poner el 100% por el hogar con que nos bendijo Dios. Siempre habrá dificultades pero también soluciones y es nuestro reto buscar la salida y abrir nuevas puertas a la armonía y a la dicha que solo nos da tener ese nidito donde están nuestros hijos felices de tener a sus padres juntos y en paz.

Cuida A Tu Pareja

Escrito por el Padre Ricardo Búlmez

Voy a decir algo que con seguridad va a molestar a muchos, pero que cuando se los explique les va a molestar más, y es que a veces cuidamos más lo seguro que tenemos, que lo inseguro.

Me explico: yo siempre digo, no cuides tanto a tu familia, cuida a tu pareja y la gente se sorprende. ¿Pero como que no voy a cuidar mucho a mi familia?

¡Es mi familia! Y no, tu familia, que es tu familia, está segura, es tú familia, nunca se pierde.

¿Ustedes han oído decir a alguien «allí va mi ex hijo, allí va mi ex padre»?

No, ¿verdad?. Pero han oído mucho, «allí va mi ex pareja». Entre los padres, los hijos, los hermanos, la familia, lo más seguro que se tiene, no hay ex. Ellos están allí y por muchos años que duren sin verse, por mucho tiempo que tarden en escribirse o en hablarse, ellos están allí. Usted no puede decir “aquella señora que va pasando por allí fue mi madre por 35 años”.. Ella está allí, ella está segura.

Y es más, les voy a decir otra cosa, de todos los amores, que es tender lazos, de todos los puentes, el amor más débil que existe es el de pareja. En una pareja no hay nada. Por eso hay que darlo todo, para quedarse con algo.

Tener una pareja es como cuidar una flor. Si una flor no se riega, se muere, y si se riega mucho, también. Hay que ser un artista para cuidar una flor. Yo no sé cuidar flores, por eso soy cura.

Por eso, el amor de padre, de madre y de hijo es como tener un “cují coriano”, nadie los riega, pero está ahí. Eso que llamamos amor eterno se da en papá, en mamá, en un hijo, y en los amigos, que también puede ser un amor eterno.

Pero en una pareja es un amor diario, tiene que cuidarse todos los días. Tengo un hermano en los Estados Unidos que se fue hace más de diez años y duré más de diez años sin hablarle. Nunca le llamé, y puedo decirlo que hasta por descuido. Siempre sabía de él por mamá, y cuando vino por primera vez desde que se había ido, lo fui a buscar al aeropuerto, y cuando nos dimos el abrazo fue tan fuerte que lloramos de emoción. Allí estábamos.

Pero vete de tu pareja diez años a ver qué encuentras. Eso es lo que dice que el amor de pareja es amor de todos los días. Yo puedo hablar con mi mamá cada semana, una vez a la semana, pero si tuviera pareja la estuviera llamando a cada momento. Y no es que sea bueno o malo.

Es que el amor es así. No se quiere a nadie más por no querer al otro. Por ejemplo, yo comparo el amor de aquellas parejas que por alguna circunstancia del destino tienen un hijo discapacitado. No es que no quieran a los otros, pero ellos están seguros. De aquél tienen que estar más pendientes, porque se puede caer, porque a lo mejor no come solo. En cambio, los otros están y los quieren igual, y saben que están ahí.

Si tengo una pareja, ese es el amor discapacitado. De ese tengo que estar más pendiente porque necesita más.

El amor de madre es independiente, el amor de pareja es dependiente. Ella depende de mí y yo dependo de ella.. Estamos unidos «hasta que la muerte nos separe», pero el amor que nos debemos es como el amor de un hijo discapacitado.

En pocas líneas...

  • Versión avanzada de las definiciones de un diccionario.
  • Si el pícaro supiera el buen negocio que es decir la verdad y ser auténtico, lo sería por negocio

Mas información:
El Conocimiento al Servicio de la Persona

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