El embarazo juvenil no ha cesado de aumentar y está llegando a niveles alarmantes, que nos deben hacer reflexionar respecto al futuro de sociedad que vamos a tener si esta tendencia se mantiene.
Las dificultades emocionales en los jóvenes, como los suicidios, los grupos de “Emo´s”, los skinheads, ya se están reflejando de manera importante en la salud pública y nos están hablando de la importancia de atender a sus necesidades afectivas.
Nuestra juventud reclama de todos nosotros, respuestas concretas que les permitan aprender a manejar su afectividad, atendiendo a su dignidad y a la condición de hijos de Dios, para que puedan sentirse realizados de manera integral.
Reseña un periódico de amplia circulación: “Los jóvenes sabemos de los riesgos del embarazo y de métodos anticonceptivos. El problema es que uno no está preparado para controlar los impulsos, cuenta Carolina, de 15 años, quien fue al evento en compañía de su hijo de seis meses”.
Nuestras Carolinas, nuestros jóvenes, no necesitan saber cómo utilizar un preservativo; necesitan descubrir la altura de su grandeza y cómo encontrar el lugar mas idóneo para que su afectividad sea una aliada en la consecución de las metas que se propongan y no una enemiga.
Un estado laico que pretende educar a sus jóvenes, tiene que darle oportunidades a la sociedad de que reciba información no sólo respecto a la anticoncepción artificial y la prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) auspiciando los programas de las multinacionales del control natal, sino que también, en aras de la democracia y de dar la mayor cantidad de oportunidades a todos sus miembros, está en la obligación de abrir espacios para que los adolescentes conozcan herramientas que les permitan integrar sus sentimientos con su sexualidad, para que puedan desarrollar un plan de vida que ellos mismos decidan.
En la medida en que un joven logra pensar no solo en su presente, sino en el futuro que inevitablemente se presenta a sus pies, logra encontrar mas elementos para actuar responsablemente respecto a su sexualidad. Pero no solo es descubrir qué quiere hacer con su vida, es darse cuenta de los peligros reales que puede enfrentar viviendo una sexualidad activa desde su adolescencia. En ese sentido, y con la intención de realzar la importancia de una educación completa, me permito dejar algunas preguntas ante todos ustedes:
¿Por qué si el preservativo es de tan fácil uso, la propagación de ETS y la incidencia de embarazos aumenta de manera preocupante en nuestra sociedad?
¿Dónde está la política gubernamental para presentar campañas que muestren de manera clara y objetiva los límites de éxito en el uso del preservativo y por ende los riesgos que corre la sociedad hipotecando su confianza al que nos pretenden presentar como el “único” salvador?
¿Dónde están los programas que buscan informar a las mujeres respecto a las consecuencias de un aborto y darles apoyo si ellas libremente no desean practicárselo? ¿Es que ellas no son importantes para El Estado?
¿Por qué no mostrarle a nuestros jóvenes las consecuencias de vivir relaciones afectivas basadas de manera importante en su sexualidad? ¿La cantidad de estadísticas que estamos conociendo no “nos gritan” que lo hagamos?
En pocas líneas...
Y La epidemia sigue creciendo. Que alce la mano la mujer que quiera, entre cuatro mujeres, padecer una Enfermedad de Transmisión Sexual.
Si supieras que una mujer está esperando bebe y que esa criatura tiene Parálisis Cerebral, le sugerirías abortarlo?